Las mujeres y el confinamiento en el mundo
Las mujeres padecemos la crisis social y económica que a nivel mundial se desató tras el surgimiento del nuevo coronavirus y su expansión global, pero además de ello sufrimos la violencia machista. Esta no es novedad en un sistema de dominación patriarcal, pero ha tomado formas particulares en el contexto actual, relegándonos cada vez más al ámbito privado y subordinándonos cada vez más a la figura masculina.
La violencia machista aumentó con el confinamiento. Privadas de nuestras familias y amigxs, nosotras, las mujeres obligadas a convivir con un agresor, usualmente nuestra pareja, quedamos atrapadas en esa situación infernal. Las iniciativas que se tomaron desde los Estados fueron ineficientes e insuficientes para ponerle freno a la violencia doméstica y la problemática, lejos de reducirse, fue aumentando! El confinamiento ha impedido a las mujeres víctimas de violencia doméstica abandonar el espacio del hogar y encontrar apoyo afuera, ya que muchas mujeres no pueden llamar en presencia de su agresor, que permanece en el hogar. El aumento de los feminicidios en confinamiento ha sido una realidad tanto en América Latina como en otros lugares. En cuanto al acoso callejero, ¡no fue confinado! Aunque las calles se vaciaron, el confinamiento no limitó los asaltos sexistas y sexuales en el espacio público y abierto, sino todo lo contrario. Con o sin máscara, ir de compras, ir al médico o al trabajo, se han convertido en obligaciones de mujeres que se presentan como escenarios ideales para que los acosadores tomen provecho de ellas.
El trabajo gratuito que las mujeres realizamos diariamente también aumentó con el confinamiento. Además de asegurarnos de que lxs niñxs esten bien alimentados y hagan sus deberes, muchas mujeres tuvimos que realizar teletrabajo, lo que que viene aumentando la carga mental y emocional para todas. En los países en los cuales se adoptaron medidadas para permitir que las personas permanecieran en su hogar sin la obligación de salir a trabajar, son las mujeres quienes todavía ganan salarios más bajos que los hombres. Por lo tanto, siendo el hombre el “proveedor del hogar”, el reparto de las tareas domésticas desapareció por completo.
Algunas mujeres han sido más afectadas que otras por crisis y confinamiento. Es preocupante la situación de las mujeres refugiadas, hacinadas en sus refugios o centros como así también la situación de las mujeres de los barrios populares, y las racializadas, pues están más expuestas a la pandemia. Teniendo empleos informales, no pueden permanecer en su hogar y mantener sus ingresos, ni tampoco manternelos asumiendo las responsibilidades del hogar. Junto a esto, la militarización de los centros de vida ha hecho que tanto las mujeres como nuestros hijxs estemos expuestos a la represión poilicial.
El patriarcado y el capitalismo se aprovechan del trabajo gratuito o mal pagado de las mujeres en nombre de la “unidad nacional”. Las mujeres somos particularmente vulnerables a la crisis porque nuestros empleos son más precarios que los de los hombres y muchas trabajamos en sectores esenciales. Así, muchas trabajadoras, como por ejemplo las que trabajamos en supermecados, las trabajadoras de la salud y de la educación, nos encontramos en primer plano y en la primera línea frente a la pandemia, redoblando nuestros esfuerzos para frenarla. Estos sectores laborales, donde las mujeres somos mayoría, generalmente son mal pagos, pero también somos sectores que historicamente nos destacamos por los altos niveles de combatividad por mejores salarios, en contra de los despidos y la precarización.
También hemos sido las mujeres, a través de las organizaciones populares, quienes pusimos en práctica la solidaridad y ayuda mutua. Las instituciones del Estado no pudieron responder a la actual crisis por lo que las organizaciones populares, mayoritariamente compuestas por mujeres, han sido las que crearon distintas estrategias para paliar la crisis, a través de comedores, ollas, redes de abastecimiento, y como es el caso de las costureras que hacen máscaras, entre otras.
Al Estado, a los patrones, a la policía, a la violencia machista, a los racistas, a los LGBTIfóbicos, les decimos: no nos rendiremos y lucharemos siempre para hacer visibles nuestras luchas, contra todas las formas de dominación. ¡No estamos en primera línea con los capitalistas, estamos en primera línea para transformar la sociedad!
¡¡Arriba las que luchan!!
Frauen und der globale Lockdown
Wir Frauen leiden unter der sozialen und wirtschaftlichen Krise, die durch das Auftreten des neuartigen Corona-Virus und seiner globalen Ausbreitung weltweit ausgelöst wurde, aber darüber hinaus leiden wir unter männlicher sexistischer Gewalt. Das ist nicht neu in einem patriarchalen Herrschaftssystem, aber es hat im gegenwärtigen Kontext besondere Formen angenommen, indem es uns mehr und mehr in die Privatsphäre verbannt und uns mehr und mehr den Männern untergeordnet hat.
Die von Männern ausgehende sexistische Gewalt nahm während des Lockdowns zu. Ohne unsere Familien und Freund*innen sind wir Frauen, die wir gezwungen sind, mit einem Aggressor, meist unserem Partner, zu leben, in dieser höllischen Situation gefangen. Die von den Staaten ergriffenen Initiativen waren ineffizient und unzureichend, um die häusliche Gewalt einzudämmen, und das Problem nahm keineswegs ab, sondern zu! Der Lockdown hat Frauen, die Opfer häuslicher Gewalt geworden sind, daran gehindert, die häuslichen Umgebung zu verlassen und draußen Unterstützung zu finden, da viele Frauen nicht in der Lage sind, in Anwesenheit ihres Täters, der im Haus bleibt, zu telefonieren. Die Zunahme von Femiziden in Haftanstalten ist in Lateinamerika und anderswo eine Realität. Was die Belästigung auf der Straße betrifft, so befand sich diese nicht im “Lockdown”! Obwohl die Straßen leer waren, schränkten Ausgangssperren die sexistischen und sexuellen Übergriffe in der Öffentlichkeit und im öffentlichen Raum nicht ein, ganz im Gegenteil: Mit oder ohne Maske, das Einkaufen, der Gang zum Arzt oder der Weg zur Arbeit sind für Frauen zu Verpflichtungen geworden, die ideale Szenarien für Stalker darstellen, um Frauen ausnutzen zu können.
Auch die unbezahlte Arbeit, die Frauen täglich verrichten, nahm mit dem Lockdown zu. Sie mussten und müssen nicht nur sicherstellen, dass die Kinder genug zu essen bekommen und ihre Hausaufgaben erledigen; viele Frauen müssen darüberhinaus auch im Homeoffice weiterarbeiten, was die psychische und emotionale Belastung für sie alle erhöht hat. In Ländern, in denen Maßnahmen ergriffen wurden, die es den Menschen ermöglichen, zu Hause zu bleiben, ohne zur Arbeit gehen zu müssen, sind es immer noch Frauen, die weniger verdienen als Männer. Weil es die Männer sind, die in dieser Situation beinahe zu den alleinigen Verdienern werden, verschwand die Aufteilung der häuslichen Aufgaben vollständig.
Einige Frauen waren von Krise und Lockdown stärker betroffen als andere. Die Situation von Frauen auf der Flucht, die in Schutzunterkünften oder Zentren zusammengepfercht waren, ebenso wie die Situation von Women of Colour oder der Frauen in den Arbeiter*innenvierteln, war besorgniserregend, da sie der Pandemie stärker ausgesetzt waren. Da sie einer informellen Arbeit nachgehen, können sie weder zu Hause bleiben und dabei ihr Einkommen beibehalten, noch können sie es weiterhin erhalten, wenn sie sich um den Haushalt kümmern. Parallel dazu hat die Militarisierung der Wohngebiete sowohl uns Frauen als auch unsere Kinder der polizeilichen Repression ausgesetzt.
Patriarchat und Kapitalismus nutzen die un- oder schlecht bezahlte Arbeit der Frauen im Namen der “nationalen Einheit” aus. Wir Frauen sind der Krise besonders schutzlos ausgeliefert, weil unsere Arbeitsplätze prekärer sind als die der Männer und viele von uns in “systemrelevanten” Sektoren arbeiten. So stehen viele Beschäftigte, wie z.B. diejenigen von uns, die in Supermärkten sowie im Gesundheits- und Bildungswesen arbeiten, an vorderster Front der Pandemie und verdoppeln unsere Bemühungen, um sie zu stoppen. Diese Arbeitssektoren, in denen Frauen in der Mehrheit sind, werden im Allgemeinen schlecht bezahlt, aber es sind auch Sektoren, die sich historisch gesehen durch ein hohes Maß an Bereitschaft, für bessere Löhne, gegen Entlassungen und Prekarisierung zu kämpfen, ausgezeichnet haben.
Es waren auch die Frauen, die über die Organisationen von unten Solidarität und gegenseitige Hilfe in die Praxis umgesetzt haben. Da die staatlichen Institutionen nicht in der Lage waren, auf die gegenwärtige Krise zu reagieren, waren es diese Organisationen, die zumeist aus Frauen bestehen, die verschiedene Strategien zur Linderung der Krise entwickelt haben, unter anderem durch Gemeinschaftsküchen, Versorgungsnetze und wie im Fall der Näherinnen, durch das Herstellen von Masken.
Dem Staat, den Bossen, der Polizei, der sexistischen Gewalt der Männer, den Rassist*innen und den Homo- und Transphoben sagen wir: Wir werden nicht aufgeben und wir werden immer dafür kämpfen, unsere Kämpfe sichtbar zu machen, gegen alle Formen der Herrschaft. Wir stehen nicht in der ersten Reihe mit den Kapitalist*innen, wir stehen in der ersten Reihe, um die Gesellschaft zu verändern!
Arriba las que luchan!
Hoch mit denen, die kämpfen!
☆ Federación Anarquista Uruguaya – FAU (Uruguay)
☆ Federación Anarquista de Rosario – FAR (Argentinien)
☆ Grupo Libertario Vía Libre (Kolumbien)
☆ Union Communiste Libertaire (Frankreich)
☆ Organisation Socialiste Libertaire – OSL (Schweiz)
☆ Libertäre Aktion (Schweiz)
☆ Aotearoa Workers Solidarity Movement – AWSM (Aotearoa / Neuseeland)
☆ Anarchist Unión of Afghanistan and Iran – AUAI (Afghanistan und Iran)
☆ Die Plattform – Anarchakommunistische Organisation (Deutschland)
☆ Organización Anarquista de Córdoba – OAC (Argentinien)
☆ Alternativa Libertaria – AL/fdca (Italien)
☆ Melbourne Anarchist Communist Group – MACG (Australien)
☆ Workers Solidarity Movement – WSM (Irland)
☆ Coordenação Anarquista Brasileira – CAB (Brasilien)